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viernes, 12 de mayo de 2017

A nuestro personal de enfermería...

A nuestro personal de enfermería...


Personal luchador y sacrificado a través de los años, sin embargo, a pesar de su valor, siempre les ha tocado trabajar en condiciones desfavorables, pero dando lo mejor de sí hasta ver la jornada terminada, en un esfuerzo supremo por lograr en un breve espacio de tiempo transmitir esa palabra de alivio al enfermo, junto con el cuidado de enfermería realizado con cariño y profesionalismo. El personal de enfermería siempre se ha caracterizado por su lucha contra las adversidades, pero en Ocumare del Tuy, en toda su historia y en cada uno de sus centros de salud, su trabajo ha requerido de un esfuerzo superior debido a diferentes circunstancias y condiciones. La historia nos describe que ya en nuestro primer hospital —el Hospital San Simón— destacaba entre todos los profesionales quienes allí laboraban, uno de los primeros enfermeros de nuestra región, de nombre Alejandro Agudelo Pérez, recordado con gran cariño por la población, debido a su gran humanismo, dedicación, habilidad y experiencia en el trabajo.

En nuestro segundo hospital —el Hospital Simón Bolívar— destacaron entre otros muchos profesionales de la salud, las enfermeras Dolores Madrid, Dominga Morillo de Villalta, Carmen Gragirena Fuentes, Yolanda Sarmiento, Gloria Rivero, Olivia Margarita Zurita, Luisa Herrera, Waldina Escalona, Margarita Bracamonte de Irima, Olga Calderín, Pompeya, Natividad y Sabina Echezuría, Ofelia García, Carmen Elena Belisario de Medina, Nelly y Teresa “teresota” Rivas, Teresa “teresita” Liberatore, Clara “clarita” Alzuro, Carmen Piñero, Dilia Colmenarez, Isabel Meneses, Romelia Gamarra, Yolanda Morillo, Juana Cottini, Sergia Reyes, Alcira Cova, Blanca Jiménez, Isabel Ramírez, Herminia Martínez, Luisa Senón, Hilda Conde, Cristina “cristinita” Martínez, Vicenta Zambrano, Ricarda Cario… Yo comencé a trabajar en los dos últimos años de este hospital y recuerdo que cuando ingresaban los estudiantes del último año de medicina de la U.C.V (escuela Luis Razetti) a nuestro pequeño centro asistencial para realizar su internado rotatorio, cada uno de ellos llegaba con un “papelito” donde traían anotado el nombre de alguna enfermera del hospital, porque venían recomendados por familiares o amigos quienes conocían del profesionalismo y vocación de servicio de estas abnegadas enfermeras, y eran ellas las que se encargaban de transmitir sus conocimientos a estos jóvenes bachilleres hasta que ellos estuvieran en capacidad de “volar por sí solos”.

La historia en el actual HGVT se fue repitiendo con el transcurrir del tiempo y se acentuó aún más con la llegada de los Médicos Integrales Comunitarios, quienes a mi entender, fueron “soltados” en nuestro centro de salud para que “aprendieran sobre la marcha”, dejados, en su gran mayoría abandonados por muchos de los médicos ya establecidos en el hospital, incluyendo algunos especialistas (gracias a Dios, no todos), por controversias políticas y desacuerdos por el nuevo sistema de salud que se implementaba en el país. Recuerdo ¡cómo llegaban pacientes a las salas de tratamiento con graves errores en las prescripciones médicas! Fueron las enfermeras quienes pacientemente iban “poniendo al día” a estos jóvenes médicos, haciéndoles ver sus errores y corrigiéndolos hasta que ellos pudieran manejar las difíciles situaciones que a diario se presentaban en nuestro hospital. Lástima que ahora muchos de ellos (no todos, afortunadamente), con ego de ingratitud, se muestren recelosos en reconocer el valioso aporte de nuestros profesionales de enfermaría en su formación integral y parte fundamental de su carrera… Enfermeras y enfermeros como Mileyde Díaz, Antonieta Aru, Sofía Celis, Analide Molina, Dalia De Bandes, Claudina Valdez, Eglentina Flores, Aida Cardozo, Alida Campos, Morella Guillén, Silvia Infante, Carlina García, Irma Acero, Elsa León, Concepción Cocho, Petra Yolanda Herrera, Pastora “pastorita” Algomeda, Noris Guzman, Ada Valdez, Luisa Correa, Iris Materán, María Piñango, Tibisay Domínguez, Josefina Naguanagua, Haideet Mijarez, Maritza Burgos, Omaira Coronado, Olga Marin, Gloria Yánez, Julio Montilla, Hugo Navas, entre muchos otros, siempre serán recordados con cariño por su valioso aporte en el bienestar del enfermo. 

Ojalá que esta nueva generación de profesionales de enfermería, que apenas están dando sus primeros pasos en los cuidados de salud, entiendan el concepto que encierra (a pesar de las dificultades y a pesar de las circunstancias), ser un profesional en el cuidado del paciente, planteándose formas nuevas de hacer las cosas, trabajando en equipo, gestionando, y aprendiendo para enseñar.

Felicidades en la semana de la enfermería para todas las enfermeras y todos los enfermeros, especialmente a mis amigos del HGVT…

Grupo de Auxiliares de Enfermería de la promoción de 1978, preparadas por la Licenciada Margarita Bracamonte de Irima

viernes, 5 de mayo de 2017

¿Dónde está el hospital que conocí?

¿Dónde está el hospital que conocí?

¿Cuál es tu opinión?

«Mi querido hospital… Qué tristeza me da ver tus pasillos sin ese antiguo aroma de camaradería, respeto y sapiencia de tu cálido personal. Hoy en tus espacios reina la desidia, el nepotismo, la carencia de principios y valores éticos en cada uno de tus “órganos”, ¡Dios, cuánta tristeza! Amigos todos, usuarios, comunidad de los Valles del Tuy,  ¡QUIÉN SEA!… mete tu mano para que de verdad nuestra casa vuelva a ser lo que antes fue: un centro de salud con profesionales éticos y ADECUADAMENTE FORMADOS. Por favor, ¡ya basta!, no debemos seguir siendo cómplices silentes del derrumbe de NUESTRA INSTITUCIÓN… porque es, ¡nuestra institución! Hoy todos los trabajadores que a través de los años hemos dado gran parte de nuestras vidas, y nuestros mejores años para que este centro continuara siendo el hospital de siempre y sentirnos orgullosos de pertenecer a él, vemos con el corazón entristecido y los ojos llorosos el profundo pozo de desidia e irrespeto EN EL QUE ESTÁ SUMERGIDO NUESTRO QUERIDO HGVT»
«¡Cuanta tristeza e impotencia! ¿Será la crisis tan profunda que ya nada pueda hacerse?…»
«Fuimos excelencia, ¡claro que lo fuimos!, así está reseñado y debidamente comprobado por todos los indicadores de salud de acuerdo a sus 4 servicios básicos de atención secundaria en estancia y ambulatoria de diversas especialidades, control de atención primaria con todos los requerimientos y un gran equipo de atención terciaria, con servicios y diagnósticos acordes para la época y para lo establecido por su capacidad, pero el gran ramo de guindas que lo adornaba era su equipo humano, trabajadores de primera calidad, desde la vigilancia en adelante. ¡Claro que si!, fuimos un equipo multidisciplinario, que lo daba todo por solo ver caras sonrientes de usuarios agradecidos… eso fue una realidad, hasta que gente confundida por dirigentes malucos hicieron de todo para destruirlo, porque según ellos lo estábamos haciendo mal y había que cambiarlo, bueno he allí el cambio, ¡el que tenga ojos que vea!…»
«Eramos una verdadera familia, había sentido de pertenencia, amábamos estos espacios. Con profesionalismo, y camaradería conformábamos un verdadero equipo de trabajo para el beneficio de los usuarios del hospital. ¡No se cuando se perdió esto!»

«Nuestra institución "aún camina", pero con un andar lento y cansado, de cosa vieja, ¡casi sin vida!, pero existe en cada uno de sus trabajadores la capacidad y el amor por su profesión, y con una buena organización y coordinación se puede acelerar ese lento caminar y recuperar la vieja estructura laboral que antes tenía...»
Mientras tanto, en medio de mi impotencia, espero para mi hospital tiempos mejores…